Establecer relaciones entre los elementos constitutivos del sistema espacial se convierte en uno de los objetivos del trabajo geográfico. La clasificación bivariada de los datos geoespaciales en unidades del paisaje surge a partir de la delimitación de áreas homogéneas que reúnen características similares internamente y que se diferencian del resto de las unidades espaciales.
Más allá de la descripción de las distribuciones espaciales, cuya fase es fundamental en el análisis, se debe determinar la existencia, y las características de la relación entre dos variables. De acuerdo a Bosque Sendra (1994), esta relación se caracteriza mediante tres elementos interrelacionados: